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Alejandro Páez Varela

13/03/2017 - 12:00 am

Los rebozos de Margarita

Creo que hay un falso debate sobre Margarita Zavala que no le beneficia a nadie. Ella debería saberlo. Se refiere a la influencia del marido, Felipe Calderón, en su candidatura. La ex Primera Dama ha querido tomar distancia de él para difundir la idea de que uno es uno y el otro, otro. Ese es […]

Margarita Zavala. Foto: Cuartoscuro.

Creo que hay un falso debate sobre Margarita Zavala que no le beneficia a nadie. Ella debería saberlo. Se refiere a la influencia del marido, Felipe Calderón, en su candidatura.

La ex Primera Dama ha querido tomar distancia de él para difundir la idea de que uno es uno y el otro, otro. Ese es un discurso que no se sostiene y es engañabobos. Es una ofensa para cualquier individuo medianamente inteligente o medianamente involucrado en los temas nacionales. Es hasta ofensivo para el ex Presidente. Ella se queda chiquita sin el curriculum de él y él ya tiene el suyo, abultado, haiga sido como haiga sido; ella depende de él y bien que se sirve de él, y hablar de “logros personales” la empequeñece porque si los hay, son pocos. La señora Zavala es lo que es, y ya. Sin Calderón, sería una simple ex Diputada federal que obtuvo el escaño sin voto popular –plurinominal, como su sobrina Mariana en el Senado– porque era (es) la influyente esposa del político encumbrado. Aceptarse como es le permitiría decir que ha sido Primera Dama al menos, y ese es un mérito nada menor; soportar y apoyar y sostener al señor no debió ser (no debe ser) una tarea fácil, seas quien seas.

Claro que con aceptarse, viene la responsabilidad. Y a eso es a lo que, parece, le huye Margarita Zavala.

Si la señora jugó un papel pasivo en el Gobierno de Calderón –algo que parece sugerir–, pues qué manera de decirle a las mujeres de México que se refugien en sus cocinas mientras sus maridos dan de sillazos en las cantinas. Si la señora no participó en decisiones como lanzar irresponsablemente una guerra, pues qué mal queda parada cuando se exigió a su marido durante SEIS AÑOS que cambiara de estrategia: ¿en dónde estaba ella, qué hacía mientras caían los muertos? ¿Se medía rebozos y se veía al espejo?

Negar que ella estuvo en las decisiones importantes la manda, de un plumazo, a un rol pasivo que NO le conviene a ella y mucho menos a México. Que diga qué hizo seis años. O qué, ¿moría la gente y ella no estaba enterada? ¿Le zurcía los calcetines al marido y echaba veintes a la rocola?

La semana pasada circuló intensamente un video donde sale Felipe Calderón junto a la candidata al Edomex, Josefina Vázquez Mota, muy cansado o muy crudo o de plano bastante servido de copas. No conozco la fuente de ese video y no estoy confirmándolo; simplemente narro lo que veo, que tampoco es tema tabú. Durante años se ha hablado sobre los tragos del ex Presidente. A él, este tema le provoca ira. A sus amigos les causa ira. A su esposa le causa, ¿qué le causa? Sería bueno saberlo. Veo necesario saberlo.

En la fuente política de los años 90, entre los que cubrían el PAN, se sabía que el ahora ex Presidente bebía. Lo he hablado con reporteros de aquellos días; he sido jefe de tres que conocen episodios de aquel Calderón que, me dicen, se juntaba en un par de lugares cerca de Insurgentes Sur, Ángel Urraza y San Antonio. Todos confirman que le gustaba (o le gusta) beber y tengo otros datos al respecto que me guardaré porque francamente los tragos de él me valen. Que beba lo que quiera. Es más: podría decir que es lo único que podría caerme bien de él: que bebiera, porque desconfío de la gente que no lo hace.

Pero, ¿qué dice la señora esposa de los tragos del marido? Ya se negaron a hablar del tema durante años, y ahora es importante porque quiere devolver a ese individuo a Los Pinos: ¿qué dice del tema la señora Zavala? A él le provoca ira y a sus amigos también. A su esposa le causa, ¿qué le causa?

La guerra, la bebida del marido… y muchos temas más. Como el ataque a Carmen Aristegui. Recuerden que el Senador Javier Lozano, hablando en nombre del Gobierno de Calderón, intentó que se despidiera a la periodista (algo que, parece, sí logró la administración Peña). ¿Qué dice Margarita Zavala de esos temas? ¿No sabía, no estaba enterada, ella no se metía, ella se refugiaba en la cocina y zurcía camisas? ¿Qué nos dice la señora? ¿De verdad navegará con el “yo soy yo”?

Conste: es ella la que quiere ser Presidenta. Y eso conlleva responsabilidad. Yo creo que es un falso debate tratar de separar a Margarita del esposo; también es irresponsable, porque ella debe responder a éstos y a otros cuestionamientos que vienen de su decisión, muy respetable, de competir en 2018. De eso se trata una democracia.

Ella debe responderle a los mexicanos, debe explicarles qué hizo durante los seis años del marido y no esconderse, no evadir el tema con la justificación de que “yo soy yo, y él es él”, que no se lo cree nadie, o casi nadie: ¿de verdad se probaba rebozos mientras su marido provocaba 100 mil muertos? ¿Le cae? ¿La neta?

Ya que la mayoría de los temas relativos a la Presidencia del marido fueron escondidos aprovechando la figura de la “reserva”, ¿qué nos dice Margarita Zavala? ¿Cuándo empieza a dar respuestas?

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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